Ante la cuestión: ¿Qué es lo que espera el paciente del analista desde los primeros encuentros? Chabert considera que esta pregunta silenciosa revela un deseo en la impaciencia de su realización. La autora piensa que el analista no se fija un objetivo, pero, a pesar de esa precaución, admite que una parte de su ser-analista le lleva a imaginar algunas perspectivas de trabajo a realizar y tener alguna esperanza, que la autora denomina 'bellas esperanzas' y que animan tanto al paciente como al analista.
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