La cantidad de muertes violentas en México ha venido creciendo durante los últimos años, lo que ha ocasionado enormes retos en las políticas públicas, específicamente en las relacionadas con la seguridad pública, los servicios de salud y las aseguradoras. En general, una muerte violenta es una tragedia que, con frecuencia, puede ser evitada. Además, dicha pérdida no sólo afecta a la víctima y a sus familiares, ya que repercute en toda la sociedad. En efecto, al considerar esta problemática, y utilizando las ecuaciones de ingreso de Mincer, observamos que se han perdido cuantiosas vidas de trabajadores (potenciales o en activo), por lo que la sociedad ha perdido el ingreso y el consumo potenciales de las personas fallecidas. Por tal razón, en este artículo estimamos las pérdidas económicas causadas por las muertes violentas, esperando coadyuvar a aumentar la conciencia sobre la urgencia de delinear e instrumentar políticas públicas que disminuyan este tipo de fallecimientos que, insistimos, son evitables.
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