Resumen Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo empezó a cambiar de manera acelerada, lo que llevó a la necesidad de replantear conceptos y enfoques en la disciplina de la conservación. La destrucción masiva que se dio durante la guerra fue una de las preocupaciones iniciales, sobre todo en Europa, pero muy pronto hubo otros retos, en especial para los centros históricos y otros asentamientos urbanos, producto de las presiones del crecimiento demográfico, la migración rural y las rápidas modificaciones generadas por los medios de transporte. Para mostrar la necesidad de actuar ante todo esto, numerosas voces se levantaron en diferentes partes del planeta, entre ellas las de Fernando Chueca Goitia y Carlos Flores Marini. Así, las instituciones internacionales creadas en la posguerra reunieron esfuerzos para alentar y apoyar la fundación de centros de conservación en cada país y, sobre todo, de cursos de formación especializados, con el fin de generar los profesionales necesarios para el cuidado y la protección del patrimonio. Este texto retoma una revisión del contexto internacional y de la situación existente en México, para analizar algunos de los planteamientos propuestos para la conservación del patrimonio edificado y de los centros históricos en las décadas de 1960 a 1980.
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