Después de dos guerras mundiales, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), impulsó la conservación y el cuidado del patrimonio para reunir a los pueblos y evitar las confrontaciones. Una de las estrategias para llevar esto a cabo fue la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural de 1972, realizada con el argumento de que la herencia cultural es un elemento de contacto entre los pueblos y las culturas, permite el diálogo, la comprensión, la tolerancia y el reconocimiento mutuo mediante la colaboración internacional. Estos avances le deben mucho al pensamiento de Alois Riegl, quien construyó las bases de estos conceptos. El presente texto pretende explorar las aportaciones de este autor en el campo de la teoría de la conservación y de las circunstancias en las que se desarrollaron, a fin de destacar la importancia y validez que mantienen actualmente y cómo sus ideas dieron pie a conceptos culturales más plurales y abiertos.
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