Uno de los rasgos más sobresalientes del franquismo es su aislamiento internacional debido tanto al discurso nacionalista del régimen como al rechazo exterior tras la derrota de los fascismos en la segunda guerra mundial. Sin embargo, el tema de las relaciones entre España y Europa estuvo presente a lo largo de la evolución intelectual y política del régimen. Este artículo pretende mostrar cómo va evolucionando la visión que sobre este problema se tiene en las elites intelectuales del franquismo y los debates en torno a ello, siempre en función de la justificación y supervivencia del sistema. De hecho, frente a la Europa democrática y liberal se opondrá, una vez eclipsado el sueño de una Europa fascista, la imagen de una Europa católica, fuertemente enraizada en unos valores tradicionales identificados con la auténtica esencia europea, que sólo España realmente había sabido guardar de los combates de la modernidad. Esta atención al tema europeo mostraba, por un lado, la preocupación de los vencedores de la guerra civil por la imagen que se tenía de España en el resto de Europa, y por otra, su profundo miedo a aceptar con todas sus consecuencias la herencia intelectual y cultura de la Europa contemporánea
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