Nunca nadie se había atrevido a tanto. Nunca se había hablado del Rey tan alto y desde tan alto. Quienes la semana pasada encendieron las brasas del escándalo no eran ni advenedizos ni desaprensivos. Quince años después de la reinstauración de la Monarquía en nuestro país, habían de ser sus propios "voceros", sus plumas más amables, quienes ventilaran a la luz pública sus más comprometidos secretos. En el plazo de una semana, la letra de imprenta y la onda radiofónica han difundido más intimidades de la Casa Real española que en estos tres últimos lustros. Algo bulle en la Zarzuela. Pero la verdad todavía no ha trascendido. Estas son las claves de una regia y sólida especulación.
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