Galerías ha vuelto a colgar el cartel de "Se vende". Se inicia con ello el último capítulo de un escabroso y lamentable culebrón en la reciente historia económica española. Un culebrón que se inició con el muy cinematográfico acto de expropiación de Rumasa, que contó luego con la animación de sucesivos protagonistas venezolanos e ingleses y cuyo final se discute hoy en medio de una enorme incertidumbre. La empresa se muestra optimista. Los 8.000 trabajadores que quedan en nómina, sin embargo, desconfían. La clave se encuentra en saber si el próximo dueño afrontará la gestión de toda la cadena de tiendas.
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