María Paula Salas Torres, Daniel Alonso Varela Rojas, Daniel Serrano Román
En los últimos meses el mundo ha enfrentado cambios drásticos debido a la pandemia por el SARS-CoV2. La complejidad del virus ha llevado a que, para el personal de salud, sea difícil identificar la gran variedad de síntomas que puede conllevar el COVID-19 y de esta forma, muchos diagnósticos pueden atrasarse y no realizarse en el periodo óptimo. Gracias a la constante investigación científica se ha descrito una sintomatología muy variable, que va desde lo más frecuente, que incluye síntomas como la fiebre, dolor de garganta, tos seca y dificultad respiratoria, hasta síntomas no tan comunes como la diarrea, malestar estomacal, anosmia, hiposmia, entre otros. Un aspecto que ha llamado la atención del personal de salud, es como la presencia de la anosmia y disgeusia ha sufrido un aumento en los últimos meses y como se ha establecido una estrecha relación con el SARS-CoV2 como un síntoma precoz, que aparece incluso antes que la fiebre. Esto puede guiar al personal de salud a realizar un diagnóstico en el momento preciso para poder rastrear cadenas de contagio y así detenerlas. Claramente, también tiene una gran importancia en como la atención médica podría influir de manera positiva en el estado del paciente.
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