El objetivo de este artículo es explorar las encrucijadas de violencia criminal y masculinidad que se han tejido en la Tarahumara: una región del norte de México que ha vivido procesos de colonización religiosa, el extractivismo y últimamente el narcotráfico. Para desentrañar dicha encrucijada o relación, se analiza el asesinato reciente de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas por el líder de un grupo criminal en la región. Con base en algunas entrevistas, así como en la revisión defuentes hemerográficas, bibliográficas y derivadas de redes sociales, se argumenta que este acontecimiento de violencia criminal también devela un campo de poder donde algunos varones –víctimas o victimarios- cuestionan, disputan o legitiman la dominación masculina.
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