Resumen de Aburrimiento, espacios posmodernos y experiencias de ocio
Con la consolidación del posmodernismo, resultado de las revoluciones de finales de la década de 1960, el aburrimiento se despoja de su carácter eminentemente negativo. Este pasa de ser la secuela experiencial de los hábitos del modernismo, incluyendo la habitación de arquitectura gris, abstracta y monótona, a convertirse en un válido inicio en la búsqueda de diversidad. El aburrimiento avanza su capacidad crítica para proponer la producción de ambientes alternos, volviéndose en un estado de transgresión con el potencial tanto de construir como de desintegrar. En este proceso, los espacios de ocio son reconsiderados; salas de cine, estadios, hoteles y resorts se convierten en centros que, por un lado, extienden el ciclo capitalista de trabajo y descanso y, por otro, compelen el cuestionamiento de los preceptos del progreso. Concatenando elaboraciones filosóficas y literarias con episodios de la arquitectura del siglo XX, este ensayo indaga sobre la relación —intrínseca y procurada, históricamente específica—entre aburrimiento y ocio.
