La emancipación poscolonial en África implicaba la inserción de diversos etnos al sistema cultural dominante. Los esclavos rescatados por la armada británica durante la Trata Ilegal fueron múltiples y disímiles entre sí; concentrados en ciuda-des costeras que no podían subsistir en aisladas minorías, además, de la necesidad de inserción social; y fueron, a su vez, incompatible e incompetentes ante la cultura britá-nica y letrada. Los británicos establecen escolarizar en inglés y convertirlos al cristia-nismo, como parte del proceso “civilizatorio”. Así, sustituyeron entonces, todas y cada una de sus diversas identidades culturales y religiosas, por una imaginada identidad colonial, a la que concedieron peso oficial y que desde entonces se denominó: yoru-ba, a todos los emancipados reconcentrados en la demarcación colonial británica de Yorubaland (Tierra Yoruba). Por la relevancia y egocentrismo que le imprimió el dis-curso oficial británico de la época a esta falacia de tradición autóctona africana, en las últimas décadas (1980-2010) ha emigrado hacia América y otras latitudes, con fines de una nueva colonización de las identidades culturales de antecedentes africanos que se conservan en la diáspora afroamericana y, paradójicamente, se autodenominan: tra-dicionalistas yorubas, como falsos portadores de las más antiguas tradiciones autócto-nas de las culturas originarias ancestrales. El presente material intenta ubicar hechos y sucesos históricos, que esclarecen el origen colonial de este conglomerado humano, que se hacen llamar yorubas; al mismo tiempo, demostrar que solo son portadores del patrón egocéntrico y colonizador del pensamiento cultural, que desde entonces here-daron de la metamorfosis que sufrieron, más que de una real emancipación y conser-vación de sus culturas ancestrales.
The postcolonial emancipation in Africa implies the insertion of ethnos elements into the dominant cultural system. The slaves rescued by the British Navy during the legal Trade were multiple and dissimilar to between them concentrated in coastal cities that can not subsist in particular minorities, also, the need for social integration; and they were, in turn, incompatible and incompetent in the face of British and learned culture. The British were schooled in English and converted to Christianity, as part of the “civilizing” process. So, they substituted each and every one of their diverse cultural and religious identities, for an ethnocultural colonial invention, that granted official weight and that since then was denominated: Yoruba, to all the emancipated ones concentrated in the British colonial demarcation of Yorubaland (Yoruba Earth). Because of the relevance and egocentrism that the official British discourse of the time gave to this fallacy of the African indigenous tradition, in the last decades (1980-2010) it has migrated to America and other latitudes, for the purpose of a new colonization of the cultural identities of African antecedents that are conserved in the African-American diasporas and, paradoxically, they call themselves: Yoruba traditionalists, as false bearers of the oldest autochthonous traditions of the original ancestral cultures. The present material tries to locate historical facts and events that clarify the colonial origin of this human conglomerate, which call themselves Yorubas; at the same time, to demonstrate that they are only carriers of the egocentric and colonizing pattern of cultural thought, which since then they inherited from the metamorphosis they suffered, rather than from a real emancipation and conservation of their ancestral cultures.
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