Objetivos: la tomografía computarizada multidetector ha incrementado el diagnóstico de la embolia pulmonar (EP) incidental, éste parece tener una presentación y evolución variable según los estudios. Nuestro objetivo ha sido conocer la epidemiología, presentación y pronóstico de la EP no sospechada (EPNS) y sus diferencias respecto a la sintomática (EPS).
Método: cohorte histórica de pacientes con EP de nuestro servicio (2007 - 2018) creándose dos grupos: Pacientes con EPS y con EPNS. Se ha analizado la presentación, severidad hemodinámica y supervivencia de ambos grupos.
Resultados: se incluyeron 489 pacientes (55% hombres, edad media 64 ± 16,4 años). Un 6,3% tenían una EPNS. No encontramos diferencias, entre ambos grupos, en la escala de PESI (pulmonary embolismseverity index), de Charlson, presencia de neoplasia previa o factores de riesgo predisponentes. Los pacientes con EPNS eran, significativamente, mayores, menos obesos (IMC >30), presentaron menor severidad clínica (FC >100, FR >30, disnea mMRC o SaTO2 <90%), mostraron menos alteraciones en el EKG, radiología de tórax y ecocardiográfia. La severidad angiográfica (tronco-ramas principales: 47,5% vs 25,8%; p = 0,013) y el empleo de fibrinolisis (14% vs 3,2%; p = 0,1) fue más frecuente en la EPS. No encontramos diferencias en la aparición de complicaciones hemorrágicas y no hemorrágicas en la fase aguda o durante el seguimiento. La mortalidad a los 30 días, tres meses y al final del seguimiento fue similar en ambos grupos.
Conclusiones: encontramos una prevalencia de EPNS del 6,3%. Aunque, la severidad clínica y hemodinámica fue inferior, su evolución a corto y largo plazo fue similar a la EPS.
Objectives: multidetector computed tomography has increased the diagnosis of incidental pulmonary embolism (PE), which seems to have a variable presentation and evolution according to the studies. Our objective has been to know the epidemiology, presentation and prognosis of unsuspected PE (UPE) and its differences with respect to symptomatic PE (SPE).
Method: historical cohort of patients with PE from our service (2007-2018), creating two groups: Patients with SPE and with UPE.
The clinical presentation, hemodynamic severity and survival of both groups have been analyzed.
Results: 489 patients (55% men, mean age 64 ± 16.4 years) were included. 6.3% had an UPE. We found no differences between the two groups in the PESI (pulmonary embolismseverity index) and Charlson scale, previous neoplasia, or predisposing risk factors. Patients with UPE were significantly older, less obese (BMI >30), presented less clinical severity (HR >100, RF >30, mMRC dyspnea, SaTO2 <90%), showed fewer EKG, chest radiology and echocardiographicabnormalities. Angiographic severity was greater in SPE (main trunk-branches: 47.5% vs 25.8%; p = 0.013), as well as the use of fibrinolysis (14% vs 3.2%; p = 0.1). We found no differences in the occurrence of bleeding and non-bleeding complications in the acute phase or during follow-up. Mortality at 30 days, three months, and at the end of follow-up was similar in both groups.
Conclusions: we found a prevalence of UPE of 6.3%. Although the clinical and hemodynamic severity was lower, its short-and long-term evolution was similar to SPE.
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