Nicolás Redondo, al que cada día le cuesta más ocultar su despecho hacia Carlos Solchaga, Miguel Boyer, Luis Carlos Croissier o Guillermo de la Dehesa, gana 1-0 al Gobierno, pero el presidente Felipe González no está dispuesto a perder el partido. La exigencia del secretario general de la UGT de no sentarse en la misma mesa que el ministro de Economía ha sido respetada una vez como gesto de buena voluntad hacia el veterano líder sindical, pero en la Moncloa no quieren que una iniciativa personal del presidente se convierta en un juego del ratón y el gato.
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