El artículo explora el significado del escándalo en la práctica sacramental. La tradición moral y canónica y la sistemática codicial ofrecen pruebas significativas de la influencia del concepto; sin embargo, deben enfrentarse a la ofuscación y la desviación en la mentalidad posmoderna. Descifrar los elementos constitutivos del scandalum pone de relieve la conexión intrínseca del daño social con la justicia, la objetividad del prejuicio y la influencia performativa de la conducta desviada. En el ámbito sacramental, la defensa de la conciencia y de la rectitud de los agentes viene impuesta por la propia sacralidad de la acción, promoviendo la participación plena, activa y consciente de todos. Por el contrario, la pérdida del influjo comunitario y solidario de la liturgia conduce a un protagonismo solipsista de los fieles y a una indebida privatización del culto. La continuidad y coherencia entre doctrina, disciplina y práctica parece ser la garantía más segura y fiable del patrimonio celebrativo y del bonum agere pastorale.
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