Carmen Remírez de Ganuza, Gregorio Fernández
La Expo ha ganado. Rendidos a la evidencia de su éxito, a la inmediatez del gran espectáculo, sus cada vez más escasos críticos y detractores han ido apagando sus voces hasta quedarse mudos. A pocos días de la inauguración de esta "gran fiesta universal" ya nadie recuerda, o no quiere recordar, los negocios de los amiguetes, ni las peleas por las adjudicaciones de las obras, ni las contiendas políticas por controlar el proyecto más ambicioso, pero a la vez, más goloso de la década. Los tesoros pictóricos del pabellón de España, las vibraciones físicas y emocionales que provoca el cine circular, el misterio bioclimático de los micronizadores de agua y el derroche arquitectónico de esta ciudad nacida de la nada, son los vértices de un escaparate no sólo atractivo, sino fastuoso. Será al cabo de seis meses: se recogerán los bártulos y empezarán a salir los secretos de la trastienda.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados