Sería injusto y, hasta atrevido, no recalcar la belleza y el tacto de seda de "El amante", lo mejor que ha pasado este año por nuestras pantallas. Emoción romántica de alta calidad y sin edulcorar, fotografía y escenarios dulces y relajantes y cierta exquisitez de esa que los americanos, por mucho dólar que derrochen, son incapaces de transmitir. Factores culturales: el eterno del cine europeo.
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