Esta es la verdad: casi nadie sabe a ciencia cierta quién se esconde detrás de la primera "conjura" seria contra el "manchismo". Y, sin embargo, existe, se conoce y se teme. Algunos la sitúan "en los sectores más nostálgicos del fraguismo", aunque nadie puede involucrar a ningún nombre propio en la conspiración. Los agitadores trabajan en silencio, sin notoriedad, procurando no ser descubiertos. No han conseguido, sin embargo, mantener sus planes en secreto. La noticia circula de boca en boca por las galerías secretas de Génova: algo gordo se cuece contra Hernández Mancha. Han empezado a moverle la silla.
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