Este trabajo rastrea instancias históricas y literarias sobre la inspección ginecológica y verificación de la virginidad de Catalina de Erauso. A partir de la certificación de Huamanga firmada por matronas expertas (1617), la noticia de la virginidad de Erauso informó discursos pudorosos y de honor a pesar de convertirse en res pública transatlántica. Antes que la peculiaridad de la castidad, el travestismo y el transgenerismo de Erauso, interesa aquí su impotencia optativa y perenne—lo que propongo como virginidad queer—que paradójicamente cumplió una función generativa: permitió el despliegue de actos discursivos y performativos para legitimar el cambio de género.
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