Valencia, España
Buena parte de las discusiones actuales que tienen lugar en el terreno político se caracterizan por ser improductivas y difíciles de resolver. La literatura reciente sugiere que esto es así porque la mayoría de estas discusiones son instancias de desacuerdo profundo. Este artículo explora una explicación diferente a la anterior, según la cual los desacuerdos profundos no tienden a ser más improductivos que otros tipos de desacuerdo. Pero entonces, ¿por qué los desacuerdos políticos profundos parecen ser tan improductivos y peligrosos? En este artículo se distinguen dos sentidos en los que un desacuerdo puede ser “profundo”. Para diferenciarlos, los llamo desacuerdo profundo y conflicto profundo. Tras hacer esta distinción, defiendo que la mayor parte de las discusiones políticas contemporáneas son poco fructíferas no porque sean casos de desacuerdo profundo, sino porque son instancias de conflicto profundo.
Current discussions in the political arena tend to be very unproductive and difficult to resolve. Recent literature suggests that this is the case because most of our political discussions are instances of deep disagreement. Against this story, this paper explores an alternative route: deep disagreements don’t tend to be more unfruitful than other types of disagreement. But then, why many real-life cases of political deep disagreement seem to be so unproductive and difficult to resolve? To address this question, I first distinguish two senses in which a discussion can be considered “deep”, and call them deep disagreement and deep conflict. Second, I argue that most of our current political discussions are unfruitful not because they are instances of deep disagreement, but of deep conflict.
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