El tiempo de menos sucesos, que es el verano, aconseja la lectura de textos importantes que uno tenía guardados para ocasiones menos activas. Agradezco muy sinceramente el envío que me hacen organizaciones de diversas ideologías políticas -de la derecha, de la izquierda, o de otra parte- porque sostienen con razón la necesidad de enviar, a los que escribimos, los textos y las ideas de cada cual, y para enriquecer la información del escritor. Ya he dicho en alguna ocasión que estoy politicamente en el espacio, y literalmente en la Tierra. Todo lo que leo me sirve y nada me irrita. Es verdad que algunas veces me sonrío, y otras me entristezco, porque uno tiene en la cabeza la utopía de una España plural, pero sin disparatos, ni pícaros. En muchas ocasiones, mi lamentación íntima, está justificada por mi sosiego para ver las cosas. Ellos son apasionados, y a mí la objetividad me sale por la piel. Ya he dicho que tal vez esto sea porque mi navegación periodística tiene ya medio siglo, y cuando se alcanza este horizonte, aparece descapitalizado el apasionamiento o los fervores.
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