Las tensiones producidas por el terrorismo de ETA y el nacionalismo separatista han sentenciado a la economía vasca. La que fue hasta hace 15 años la región de mayor renta de España, va camino de situarse en la cola. La despoblación, la baja natalidad, el paro juvenil y la ausencia de inversiones, hipotecan el futuro de una Comunidad Autónoma donde la irracionalidad campa por sus respetos, con el terrorismo al fondo.
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