El discurso del actual presidente norteamericano, Donald Trump, que ha reivindicado la construcción de un muro en la frontera de ese país con México; ha manejado cifras que superaban la estimación existente de extranjeros no autorizados residiendo en el país y cuya disputa con el partido demócrata llevó al shutdown del gobierno más extenso de la historia del país, conducen a pensar que el tema de la inmigración ilegal en los Estados Unidos es creciente. Sin embargo, esa cifra no solamente no aumentó sino que descendió (Warren, 2016), en el marco de un contexto que puede dar cuenta de discriminación y barreras para la integración plena de los migrantes.El texto considera brevemente el panorama migratorio en los Estados Unidos, proponiéndose revisar si las posturas anti-migratorias resultan novedosas en la historia del país, cuáles son los factores que condicionan los procesos migratorios a dicho país y cuáles sus características y si el despliegue de políticas adversas a los migrantes es patrimonio exclusivo del partido republicano.Se concluye que las políticas que dificultan u obstaculizan la migración no son novedosas dentro de la historia estadounidense, señalándose cómo, desde la instancia fundacional del país hasta el presente, la relación con el migrante ha estado/está sesgada por una tendencia que aprovecha hábilmente las circunstancias, sean estas económicas (considerando al migrante como mano de obra barata), políticas (considerando a los migrantes como potenciales votantes) o relacionadas a la opinión pública (considerando al migrante como depositario de sentimientos negativos en justificación de una situación adversa).
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