V. (1963), primera novela del distinguido escritor norteamericano Thomas Pynchon, presenta a una ambigua protagonista postmodernista que se puede relacionar con Dulcinea del Toboso, por lo menos en parte. De la misma manera que don Quijote crea a Dulcinea a partir de los ¿disparatados¿ libros de caballerías, Herbert Stencil ¿soltero cincuentón obsesionado¿ crea a V. a partir de los cuadernos personales de su padre. Al igual que en el caso de Dulcinea, V. se puede interpretar como una influencia positiva o negativa en la loca búsqueda de su creador. La diferencia más notable entre Dulcinea y V. tiene que ver con la falta caótica del orden presentada en el mundo de V., en contraste con la sugerencia de ¿orden desordenada¿ encontrada en Don Quijote.
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