Santiago, Chile
Se analiza la recientemente despachada, pero aún no promulgada Ley sobre derechos y deberes en atención de salud, cuya principal debilidad es fundarse en un derecho constitucional de protección de salud que carece de la especificidad necesaria para establecer las obligaciones del Estado en otorgar atención médica para la ciudadanía. La Ley se limita a establecer y delimitar algunos derechos de pacientes hospitalizados, en lo principal haciendo depender las obligaciones de “prestadores” de ser cumplidas en respuesta al reclamo de derechos por los pacientes. Los derechos detallados son de muy dispar envergadura, algunos de ellos no siendo más que normas reglamentarias, en tan- to faltan los explícitos compromisos y garantías de cubrir los costos de medicamentos, insumos y procedimientos necesarios para otorgar atención médica esencial. La ciudadanía tiene un gasto de bolsillo en salud muy alto (40%), sin que aparezca en la presente ley un derecho a subvenciones, coberturas o regulaciones que amparen al paciente de los avatares del mercado sanitario. La autonomía del paciente es explícitamente reconocida, pero se condiciona y limita según criterios que no concuerdan con la Declaración de Lisboa ni con propuestas bioéticas ampliamente aceptadas.
The recently presented law on rights and duties in health care is analyzed and found wanting, firstly because it is based on a constitutional right to health protection that lacks specification as to the State’s duties in providing health care to its citizens. In fact, the law goes no further than establishing some rights of patients receiving hospital care, where the duties of health care providers are presented as responses to patients’ rights claims. The law discusses rights of diverse importance, some of which only require institutional regulations and ordinance, but fails to focus on warranting access to medication and procedures required to provide essential medical care. In a country where health-related out-of-pocket payment is extremely high (up to 40%), the present law fails to mention subsidies, coverage or regulations that ought to protect patients from the vagaries of the health market. Patient autonomy is explicitly acknowledged, but then limited and conditioned under criteria that ignore the Declaration of Lisbon and widely accepted bioethical proposals.
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