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Resumen de Género y Salud Pública: Abordaje en Términos de Diversidad Sexual

Yuliana Salcedo

  • español

    Como una de las categorías utilizadas para valorar las inequidades sanitarias, el género en la salud pública ha visto limitado su significado a las concepciones generalmente aceptadas sobre masculinidad y feminidad. Tal ocurre con la Medicina Social Latinoamericana y la Salud Colectiva, representadas por Jaime Breilh y Débora Tajer, ya que para el primero, el género constituye una perspectiva para enfocar la lucha por la salud y la vida surgida de una construcción cultural alrededor de las diferencias sexuales entre hombres y mujeres; y para la segunda, la mirada de género implica incorporar el modo en que las asimetrías sociales entre varones y mujeres determinan diferencialmente el proceso salud-enfermedad-atención en ambos grupos genéricos. Similar situación se presenta con la Epidemiología Ecosocial de Nancy Krieger, dado que allí el género se entiende como el conjunto de convenciones culturales sobre el “deber ser” de las relaciones entre los sexos, cuyas permutaciones pueden tener relevancia frente a cualquier resultado en salud. Finalmente, para la Epidemiología Social (OMS), el género es un determinante estructural de la salud que incluye aquellas características de mujeres y hombres construidas socialmente como modelos de masculinidad y feminidad, cuyos efectos negativos sobre la carga de morbi-mortalidad afectan mayormente a niñas y mujeres. Con base en esto, se concluye que la salud pública tradicionalmente ha venido ocupándose de la relación salud-género desde una perspectiva binaria que no da cuenta por completo de las particularidades de los procesos de salud-enfermedad ni de las personas heterosexuales, ni de las sexualmente diversas.

  • English

    As one of the categories used to assess health inequities, gender in public health has limited its meaning to the generally accepted conceptions of masculinity and femininity. Such is the case with Latin American Social Medicine and Collective Health, represented by Jaime Breilh and Débora Tajer, since for the former, gender constitutes a perspective to focus the struggle for health and life arising from a cultural construction around the differences sexual relations between men and women; and for the second, the gender perspective implies incorporating the way in which the social asymmetries between men and women differentially determine the health-disease-care process in both generic groups. A similar situation arises with the Ecosocial Epidemiology of Nancy Krieger, since gender is understood as the set of cultural conventions about the “must be” of relations between the sexes, whose permutations may have relevance to any health outcome. Finally, for Social Epidemiology (WHO), gender is a structural determinant of health that includes those characteristics of women and men socially constructed as models of masculinity and femininity, whose negative effects on the burden of morbidity and mortality affect mainly girls and women. Based on this, it is concluded that public health has traditionally been dealing with the health-gender relationship from a binary perspective that does not fully account for the particularities of health-disease processes or heterosexual persons, nor of the sexually diverse.


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