Con la muerte de Gerardo Diego ha quedado cerrado el piano de la generación del 27. Cierto que Lorca lo tocaba también, pero lo suyo eran los aires populares, el acompañamiento alegre de romances. Lo de Gerardo fue Chopin -"... Purísimo Chopin / mirlo negro, rosa y verde de mi eternidad"-, Haendel, Beethoven -"... Me oyó tocar Beethoven, y "cómo se conoce / que este chico sabe griego"".
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