Desde el descubrimiento de la circulacion sanguínea por William Harney por el año de 1628 (1,2), se realizaron intentos de transfundir sangre de un donante sano o de un animal a un paciente. En 1667 Jean Dennis (3,4) transfunde sangre de un cordero a un muchacho de 15 años que había sangrado, al parecer el paciente mejoró; otros intentos terminaron trágicamente, hasta que en el siglo XIX se reconoció que la sangre humana era el úmco sustituto adecuado. El descubrnmento del sistema ABO por Landsteiner (5) en 1900 inició la era del conocimiento inmunohematológico que junto con los trabajos posteriores de Weiner, Junnet, Payne, Coombs, Macsent, Race y otros investigadores, permitió el empleo terapéutico de las transfusiones sanguíneas con relativa seguridad, por lo que desde 1949 la existencia de reacciones hemolíticas son extremadamente raras. (1) La capacidad de transfundir sangre o sus componentes constituyó uno de los éxitos de la medicina moderna, disminuyó la mortalidad tras traumatismos graves. perm1t10 el progreso de técnicas quirúrgicas que sm el empleo de la hemoterapia no hubiese sido posible. Debido al incremento de enfermedades transmisibles debemos saber exactamente cuando está indicado sus uso.
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