El artículo revisa una convicción fuertemente arraigada en la historiografía según la cual, las clanes Militares concluían su verdadera historia a partir da 1492, al tiempo que concluía la expulsión de la población árabe de la Península. Examina también el compromiso que en 1523, y como resultado de la Incorporación de los Maestrazgos, contrajeron los monarcas castellanos de utilizar las Órdenes en defensa de la «Fe, la Sede Apostólica y toda la República Cristiana». Describe, así mismo, el proceso que llevaría a astas mílicias a dejar progresivamente las armas y a convertirse en una fuerza moral de la Contrarre-forma. Finalmente, analiza la definición da un modelo de cabellero de hábito cuya misión sería la de ser bastión de los intereses, modos de vida e ideales de una Nobleza Católica llamada a regulan, en la época de la Contrarreforma, la catolización de la vida cotidiana de las élites
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