Colombia
Con Amnistía Internacional ha ocurrido lo mismo que con esos advenedizos criticones, colados por segunda vez en nuestra casa: que, irritados con su incómoda presencia, nada de lo que dicen es de buen recibo y solo deseamos cerrar la puerta tras de sus espaldas. Ya se había sobrepasado la primera vez al utilizar lainvitación expresa y la hospitalidad de la dirigencia nacional, para denigrar de las condiciones de los presos políticos en cuanto a su defensa judicial y trato en las guarniciones militares. Tanto que el presidente de esa clase dirigente debió desentrañar el verdadero fondo de la cuestión en un argumento que a nadie se le había ocurrido: los presos políticos se autotorturaban para servirle a Amnistía en su perverso designio de desacreditar el país.
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