"En México vibran todavía en el aire las clarinadas y las salvas militares de los funerales de mi hermano, y los periódicos dedican planas a números extraordinarios al querido muerto": son las palabras con que Rodolfo Nervo describió a Alfonso Reyes los meses posteriores a la muerte de Amado Nervo. Es posible que estas concurridas manifestaciones de reconocimiento alentaran a varias casas editoras a reimprimir algunas de sus obras e inspiraran a otras a editar selecciones nuevas. Quizá motivado también por la respuesta de la gente el editor español José Ruiz-Castillo pidió a Reyes que tuviera bajo su cuidado las primeras Obras completas de Nervo, que se editarían en Madrid, entre 1920 y 1928.
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