Estados Unidos
Es reseña de:
Los límites de la noche
Eduardo Antonio Parra
México : Era, 1996
Es difícil encontrar un libro de cuentos en el que cada texto nos provea de una línea, de un ángulo desde el cual observarlos a todos. Los límites de la noche de Eduardo Antonio Parra es un conjunto, en ese sentido, urdido cuidadosamente con base en una temática común: límites que se esfuman, fronteras que se desdibujan, plazas que se cumplen, fatalidad que traza el curso de la narrativa, de los personajes, de la voz. Parra nos introduce al mundo de una urbe sórdida, tumultuosa, enajenante, "desvelada y posmoderna" expresa en "Nocturno fugaz" (70). Los modos de representación de Parra interpretan y reinventan una geografía que pone al descubierto a la ciudad en singular, lejana a toda abstracción imaginaria, como la del Norte o la metrópoli, asumiendo con sencillez la cotidianidad y el efecto inmediato de cada una de las experiencias limite que dicta o modifica la textura de cada fragmenta de realidad "... el humo negro del mofle trenzaba en remolinos de tierra en la calle sin pavimentar" (11). Las geografías del texto nos van llevando más a través de la vivencia inesperada, de los giros sorpresivos por accidentados caminos que se tienden como puentes hacia el codiciado, aunque a la vez maldito Norte. El Bravo y sus "aguas traidoras", "las animas de los difuntos ahogados", los vacíos geográficos y temporales, las drogas, los antros, los cholos; extremos y situaciones limite dictados por la presencia significante del otro lado, de los gabachos, de los bordes infinitos hacia los que se precipita irremediablemente la vida, en su diario transcurrir.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados