El Hombre de Vitruvio y la leyenda “Día Mundial del Arte” se aprecian estampados en la lona que cubre los cristales de la entrada a un taller en la calle Iguala, en el centro de Villahermosa. Los escalones son escasos para acceder a la puerta de un estudio lleno de fuerza, expresivo, contestatario, desordenado como sólo el arte plástico es capaz de exigirlo: es La Trinchera del Arte, bastión donde se gesta la obra de Tomás Mejía
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