Colombia
A lo largo de buena parte del siglo que termina, y sobre todo a partir de 1958, Colombia ha mantenido una notable estabilidad económica y política, paradójicamente combinada con altas dosis de agitación social y violencia. Se podría decir, a título de hipótesis, que la inconformidad social y la violencia guardan cierta relación con la estabilidad de las instituciones económicas y de las prácticas políticas, ya que la estrechez del juego político y el marginamiento social de vastos sectores de población, si bien no se puede decir que constituyan la "causa" de la violencia, sí han contribuido a su expansión y persistencia. A su vez, la violencia política ha terminado por favorecer el predominio del sistema político bipartidista, que aparece para muchos como la única alternativa real frente a los violentos, así como la existencia de una vasta economía informal que se ha hecho funcional al mantenimiento de los equilibrios macroeconómicos.
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