Fue un pulso de la tecnología del siglo XXI contra la organización ETA. Fue la historia del asesinato, el miedo y el terror, el triunfo de la barbarie. Unos hombres perdieron su derecho al trabajo, un país su fuente de energía, y unos familiares sus seres queridos. Días de amargura y tensión, y la muerte que llegaba de la mano de ETA, para dormir a un gigante, para enterrar miles de millones paralizados. Hoy día, la central nuclear de Lemóniz, con los gastos de mantenimiento, ha costado alrededor de 330.000 millones de pesetas. El gigante sigue paralizado. Pero en esta historia existe un hecho que la trae de nuevo a la actualidad; un hecho para juzgar a Herri Batasuna, organización que hoy se intenta deslegalizar como partido político y que ya está en el Parlamento Europeo.
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