Después de cincuenta años, el invento del ingeniero Juan de La Cierva vuelve a su lugar de origen, a los cielos de España. Por algo menos de un millón de pesetas, una empresa catalano-aragonesa pone a su alcance la posibilidad de volar sin más restricciones que las que marca la ley para la categoría de aviones ultraligeros. Y es que el autogiro combina las ventajas del "ala rotatoria", inmune a las turbulencias, con los beneficios que concede la legislación actual a los ultraligeros deportivos.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados