Para muchos industriales vascos, el secuestro de Andrés Gutiérrez Blanco ofrece dos serios motivos de reflexión. Primero, que ETA sabe más de ellos mismos que sus propias organizaciones empresariales. Segundo, y más importante, que se ha terminado el "estado de gracia" de que gozaban, al menos en apariencia, los pequeños y medianos industriales de la región.
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