Este artículo se centró en investigar la relación entre el Consumo de Alcohol Etílico (CAE) y las agresiones sexuales en mujeres que presentaron denuncias y acudieron a la Unidad Médico Legal (UML) en Lima Norte durante el período 2019-2020. El objetivo general de este estudio fue analizar y comprender la prevalencia del CAE en esta población específica de víctimas y su relación con las agresiones sexuales denunciadas. Para alcanzar este objetivo, se llevó a cabo una investigación exhaustiva que incluyó el análisis de los resultados de las pruebas de alcoholemia realizadas a las mujeres denunciantes. La metodología se basó en la recopilación y evaluación de datos obtenidos durante el período de estudio. Se consideraron los niveles de alcoholemia, el tipo de licor ingerido, el tiempo transcurrido desde el hecho de la agresión hasta la toma de muestras, el tipo de agresor y el grupo etario de las víctimas. Los resultados de este estudio indican que la prevalencia del CAE en las mujeres que denunciaron agresiones sexuales en la UML de Lima Norte es baja. Solo alrededor del 26.5% de las mujeres presentaron niveles de alcoholemia considerados positivos y válidos, lo que sugiere que el CAE no es un factor predominante en este tipo de agresiones. Además, la mayoría de las mujeres que denunciaron agresiones sexuales no tenían rastros significativos de alcohol en su organismo en el momento de la evaluación. Dentro de los casos en los que se detectaron niveles de alcoholemia positivos, se encontraron diferentes niveles de consumo, lo que indica que la exposición al alcohol varía considerablemente entre las víctimas. A pesar de los resultados técnicos, es relevante destacar que un alto porcentaje de las mujeres afirmó haber consumido bebidas alcohólicas en el momento de la agresión, lo que sugiere que el relato de las víctimas sobre su consumo de alcohol no siempre se correlaciona con los resultados toxicológicos. El análisis demográfico revela una tendencia interesante en relación con la edad de las víctimas. Las mujeres menores de 18 años y las que se encuentran en el grupo de edad de 18-24 años representan una proporción significativa tanto de los casos con resultados positivos como de los casos con resultados negativos en las pruebas toxicológicas. Además, se observa una relación estadísticamente significativa entre el tipo de agresor y la presencia de CAE en las víctimas, lo que sugiere que el vínculo entre el agresor y la víctima puede influir en la detección de CAE. En conclusión, este estudio resalta la importancia de considerar el contexto y la población de estudio al analizar la relación entre el CAE y las agresiones sexuales. Los resultados indican que la prevalencia del CAE es baja en esta población específica de víctimas que denunciaron agresiones sexuales en la UML de Lima Norte durante el período de estudio. La relación entre el CAE y las agresiones sexuales es un tema complejo que puede variar según el contexto y las características de la población estudiada.
This article focused on investigating the relationship between Ethyl Alcohol Consumption (EAC) and sexual assaults in women who filed reports and sought assistance at the Legal Medical Unit (LMU) in North Lima during the period 2019-2020. The general objective of this study was to analyze and understand the prevalence of EAC in this specific population of victims and its relationship with reported sexual assaults. To achieve this objective, a comprehensive investigation was conducted, including the analysis of the results of alcohol tests performed on the women reporting the incidents. The methodology was based on the collection and evaluation of data obtained during the study period. Factors considered included blood alcohol levels, the type of alcohol consumed, the time elapsed between the assault and sample collection, the type of perpetrator, and the victims' age group. The results of this study indicate that the prevalence of EAC in women reporting sexual assaults at the LMU in North Lima is low. Only approximately 26.5% of the women exhibited blood alcohol levels considered positive and valid, suggesting that EAC is not a predominant factor in such assaults. Furthermore, the majority of women reporting sexual assaults did not have significant traces of alcohol in their system at the time of assessment. Among cases with positive blood alcohol levels, varying levels of alcohol consumption were observed, indicating that alcohol exposure varies considerably among victims. It is relevant to note that, despite the technical results, a high percentage of women stated that they had consumed alcoholic beverages at the time of the assault, suggesting that victims' accounts of their alcohol consumption do not always correlate with toxicological results. The demographic analysis reveals an interesting trend regarding the age of the victims. Women under 18 years of age and those in the 18-24 age group represent a significant proportion of both cases with positive results and cases with negative results in toxicological tests. Additionally, a statistically significant relationship is observed between the type of perpetrator and the presence of EAC in victims, indicating that the connection between the perpetrator and the victim may influence EAC detection. In conclusion, this study underscores the importance of considering the context and the population under study when analyzing the relationship between EAC and sexual assaults. The results indicate that the prevalence of EAC is low in this specific population of victims who reported sexual assaults at the LMU in North Lima during the study period. The relationship between EAC and sexual assaults is a complex issue that can vary based on the context and the characteristics of the population being studied.
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