Merece siempre la pena el estudio de la mentalidad que existe en una comunidad ante los problemas económicos. Poco a poco ésta forzará, le guste o no al político, la acción general para que sintonice con la conducta deseada por la mentalidad preponderante. Esto no surge, por otro lado, de modo espontáneo o misterioso. Como señaló en los párrafos postreros de su genial obra Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero, Keynes considera que eso es el fruto de ideólogos que, con tenacidad y de modo mancomunado, consiguen hundir tomas de posición anteriores que parecían firmes como rocas. Este persistente combate doctrinario explica más de lo que puede creerse sobre la realidad económica del mundo.
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