Sesenta mil españoles, 65 empresas, nueve bancos, nueve casas regionales, 250.000 hijos de españoles, dos vuelos diarios de Iberia, medio millón de turistas al año y un millón de hispanos, hacen del Consulado español en Miami un escaparate frágil y gigantesco contra el que acaba de estrellarse Erik Martel, quien lo ha presidido desde hace dos años hasta su fulminante cese de hace escasos días. Pero el cónsul no se rinde y ha decidido plantar cara al ministerio. Esta es su "guerra de independencia".
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