México
Quivera surge como la representación de una distante ciudad de portentosas riquezas, pretensión de ibéricos por el aurum como remedio a la afección fatídica que se diseminó en el viejo mundo. Es una de las siete ciudades doradas de Cíbola que fue inspiración para la expedición de Francisco Vázquez de Coronado por el remoto territorio al norte del río Grande, con el anhelo de adjudicarse las edificaciones con artesonado de oro y la umbría de árboles con campanas de oro que alertarían al regente local de la presencia de forasteros blancos. Sin embargo, su afán fue contenido por las propias condiciones de la región y la resistencia local permaneciendo como una mítica ensoñación de profusión material y plácida idealización.
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