En esta primavera muere por cuarta vez la democracia cristiana en España. Su última muerte acababa de ser anunciada por el profesor Fraga Iribarne, durante la precampaña electoral para Europa, las autonomías y los municipios. Aunque el presidente del cuarto intento democristiano en España, Oscar Alzaga, le contestaba irónico "Seguimos vivitos y coleando", el desenlace de estos encontrados diagnósticos está a la vista, entre las convulsiones de mayo y el cantado veredicto de junio, para los restos.
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