En junio de 1391 se iniciaba en Sevilla una violenta persecución contra los judíos que se extendía a varias villas y ciudades. La pequeña comunidad judía de Sahagún no escapó a esta ola antisemita. La ambigüedad de su estatus jurídico en la villa fue la excusa para que tanto el concejo de la villa como el monasterio benedictino de Sahagún, dirigido por la fuerte personalidad del abad don Antón, ejercieran sobre la aljama sahaguntina una agobiante presión impositiva, una abierta discriminación jurídica y una fanática persecución ideológica. El rey Enrique III era impotente frente a la arbitrariedad jurídica del abad y del concejo hacia los judíos. A éstos sólo les queda la queja y la amenaza de abandono de la villa
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