"Con este proyecto de ley que ahora envía el Gobierno a las Cortes resulta que tiene más opciones para obtener un canal de televisión Berlusconi o el Banco Español de Crédito, que El País o La Vanguardia". Con estas palabras trataba de caracterizar al referido proyecto de ley un desconcertado observador, tras una primera lectura del texto legal. Lo que sí resulta evidente es que se ha pasado de primar a los medios periodísticos, en su deseo de posicionarse ante la televisión privada, a castigarles severamente, pues como señalaba el cariacontecido observador antes citado, los medios de comunicación -prensa escrita, radio o agencias de noticias- están en inferioridad de condiciones en cuanto a la participación de capital, frente a cualquier sociedad o particular, nacional o extranjero que legítimamente aspire a una concesión televisiva.
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