Durante cinco siglos se ha dudado de nuestra palabra, pero ¿acaso alguna vez se habrán ocupado por conocer nuestras antiguas escrituras?Producto de esta ignorancia, la invasión castellana de 1524 nos presentó ante el mundo como poseedores de un pensamiento primitivo y mítico. Estos calificativos no están lejos de nuestra realidad actual. A nuestros sacerdotes, los conocedores del tiempo y poseedores por herencia y virtud de la esencia del pensamiento maya, se les sigue calificando de brujos, título fundamentado en el racismo predominante, en la humillación, en el desprecio, en la burla y ridiculización.Nuestro silencio no es ignorancia. Nace del conocimiento, no del vacío en la memoria, ni tampoco de la derrota.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados