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Ueber das Insektenauge

  • Autores: Leopold Richter
  • Localización: Caldasia, ISSN-e 2357-3759, ISSN 0366-5232, Vol. 8, Nº. 37, 1958, págs. 143-162
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • El funcionamiento del ojo compuesto del insecto es totalmente distinto del del ojo sencillo.  Con el ojo compuesto cualquier movimiento en el espacio -desde el momento en que se encuentra dentro de la esfera visual- puede ser interpretado correcta y unívocamente. Ello demuestra y comprueba que, en general el reconocimiento como juicio no ha de ser necesariamente una función de la razón humana.  El ojo compuesto divide lo percibido en partes muy pequeñas que se siguen automáticamente, obteniendo así un propio concepto del tiempo. Este permite (cualquiera que sea el movimiento en el espacio) solucionar con la objetivación de la fórmula: tiempo por camino, el problema de alcanzar con seguridad un objeto que vuela rápidamente en el libre espacio.  La línea que describe el vuelo, sea tan curva como fuere, se proyecta sobre la superficie de los ommatidia, siendo transmitida de un ommatidium al otro, sucesivamente, a un centro visual.  Este centro visual dirige el propio vuelo de manera que el retrato del objeto permanece visible por un tiempo cada vez más largo en un siempre menor numero de ommatidia.  Esto significa, para el insecto cazador: la presa se mueve de acuerdo con su tiempo, es decir, cada vez más lento.  Si finalmente no queda visible sino en un solo ommatidium, la presa, aparece como inmóvil y así puede ser cogida. Resulta de lo anterior que el insecto cazador ha de moverse de tal manera que la línea de vuelo del objeto perseguido se proyecte en el ojo compuesto de su perseguidor en forma cada vez más rectangular.  El método visual automático garantiza una alimentación segura por la caza de presas pequeñas de vuelo rápido en el libre espacio.


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