La política exterior europea ha sido intervenida y apresada por los intereses neoconservadores estadounidenses. Este apresamiento supone una grave amenaza tanto para la democracia europea como para la seguridad mundial. La amenaza a la seguridad mundial se debe a que actualmente Europa es prisionera de la guerra neoconservadora de EE. UU. contra China y Rusia. La amenaza a la democracia reside en que, de manera progresiva, el electorado europeo va intuyendo que ha sido vendido, lo que ayuda a explicar que se haya vuelto en contra de la clase política dirigente.
Las consecuencias de esta injerencia son simples y nefastas, pero revelarlas es difícil. Se privilegia el statu quo y hay resistencia a reconocer hechos desagradables. Este artículo expone esos hechos.
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