Colombia
Vender flores es vender alegría. Pero a veces la vendedora no la posee... es esto acaso, ¿dar de lo que no se tiene? No. Las flores tienen vida propia y llevan alegría por sí mismas, pero sería deseable, por decir lo menos, que la vendedora y su hijo, en este caso, participaran de la alegría de las flores. No obstante, su mirada melancólica deja entrever una tristeza inmensa que transmite a su hijo y este a su pequeño conejo de peluche que solo se muestra de espaldas.
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