La evolución del grado de multinacionalización de la empresa española, medido por la relación que guarda la entrada y salida de inversión directa con el PIB, podría con-siderarse como un vector de crecimiento desarrollo eco-nómico. Este indicador ha venido aumentando progresiva-mente desde comienzos de la década de los sesenta, reflejando una fuerte aceleración desde la incorporación de España a la hoy denominada Unión Europea. Cuando, según la teoría de la senda internacional de la inversión directa, España alcanza el perfil de país desarrollado, se observa un aumento significativo del peso de la inversión española en el exterior en el citado indicador. Es precisa-mente en esta fase cuando se evidencia una clara trans-formación de las ventajas competitivas de la empresa espa-ñola a través de sus activos inmateriales. Paralelamente, se aprecia un papel desigual en el tiempo de los sectores más directamente relacionados con la inversión directa tanto emitada como recibida
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