Los dos hombres avanzan lentamente por el corredor de la cabina del avión. Alguien murmura: "Son sijs". Los que han podido escucharle, miran con mayor atención. Son dos ejecutivos más, dos hombres de negocios de los que tanto abundan en todos los aeropuertos del mundo. Sólo les delatan dos rasgos diferenciadores: sus largas y cuidadas barbas, y sus grandes y llamativos turbantes, negro uno y de un intenso color púrpura el otro. Hace unos años, sólo hubieran despertado curiosidad. Ahora, su presencia connota otras impresiones menos tranquilizadoras. Desde el asesinato, el 31 de octubre de 1984, de la primera ministra india, Indira Gandhi, la comunidad sij ha saltado al primer plano de la actualidad. Su feudo, el Punjab, al noreste de la India, es hoy un territorio convulso, agitado por el extremismo de los elementos más radicales de este pueblo de barbudos, que se ha convertido en la máxima preocupación del Gobierno de Rajiv Gandhi. Pero, ¿quiénes son los sijs? ¿Qué pretenden?.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados