Un abogado famoso que lo fue de Ruiz-Mateos; un ex pasante que se desmarca y canta la gallina; unos millones de pesetas que entran y salen del bufete encerrados en cajas de vino; un banquero al que se le informa al día de los asuntos entre el despacho y el importante cliente de la competencia; un chalé de 200 millones; y por si faltara algo, una suplantación del nombre de un político aliancista para las correrías del abogado por los dudosos clubs de Londres. ¿Alguien da más? El guiso que se ha cocinado estos días en torno a la figura del letrado Matías Cortés es grumoso y picante. De confirmarse esta historia rocambolesca, habría que dar por cierta la famosa "traición de los vallses".
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